Es cómico como funciona la mente y uno arranca en la observación más mundana de la vida y termina por tener un momento - al igual que Julia Moller - para la reflexión. Vamos desde el principio.
El martes fui a ver la segunda peli uruguaya del festival de cine latino. Se llamaba La Matinée y era una documental sobre la murga, a propósito esta muy bien la peli. Yo como siempre salgo ambientada de donde esté y si hubiera podido hubiera salido ahí mismo a marcha camión y a grappa y limón. Después de tener por dos días 'adiós juventud' resonando en mi mente y mirarme al espejo cual Robert de Niro diciendo ‘are you talking to me??’ , decidí que ya era hora de teñirme las canas, hay ciertas verdades que gracias a la tecnología podemos no aceptar.
Así que me fui a la peluquería. Acá todavía no he encontrado a mi peluquera de cabecera – no hay una Antonia en este país! – así que siguiendo la recomendación de una amiga me mandé a una nueva peluquería. Inspirada por la onda primaveral de mi mente – aclaro que es de mi mente que en la semana se pasó lloviendo y en teoría hoy sábado nieva - le digo a la chica que vamos a por un color un grado más claro (la última vez estaba de dark y me lo pinte de negro oscuro) y ya que estamos, por qué no, haceme unos highlights rojizos que me siento ‘daring’. La chica me sugirió que en vez de rojizo fueran más hacia el dorado, color al que aparentemente degradan mis canas. Yo dije "oye, tú sos la experta, arriba!". Muy moderno el lugar, pensaba yo mientras miraba a mi alrededor, promedio de edad veintipoco, cortes locos... las peluqueras todas tatuadas... en realidad me gustaba en entorno... pero claro que la vanguardia en mi caso está solo en mi mente. De más está decir que salí de ahí sintiéndome un tanto rubia de más para mi estándar. Pienso que seguro que el color esta super cool y todo eso, pero 'cómo hago ahora para ir de dark con estos pelos doradillos?!?'. Como la vida es corta y no da para deprimirse por superficialidades pensé que después de todo dicen que las rubias se divierten más y que por qué no, yo también podía divertirme como ellas.
Y ahí el lado reflexivo de mi mente aportó: 'rubia, lo que se dice rubia no estás ni ahí, o sea, como siempre si querés jugar de rubia bien, pero no del todo'. Zas! pensó mi parte más frívola y easy-going, la que le busca a todo la vuelta a todo para que el mundo vaya bien, se nos viene momento de reflexión!
Todo esto transcurre en el trayecto del taxi, mientras me pregunto que le pasará al conductor que suena como Darth Vader porque el pobre hombre tiene asma y se nos esta yendo, o a lo mejor hay algún desperfecto mecánico en el auto que genera ese sonido…. Esto tampoco me distrae del todo porque mi lado reflexivo estaba en uno de esos días en que quería hablar: que si voy de Yuppie soy yuppie pero de vaqueros, que si voy de dark llego en taxi al bar, que es el baile de disfraces de cada día pero es solo “jugar de” por un rato, que en general de lo que sea que vayas es con un pie adentro y otro pie afuera.
Hace tiempo creí entender la canción de Janice Joplin cuando dice que "freedom is just another word for nothing else to lose", no porque en la vida yo lo haya perdido todo pobre de mí, que no es el caso. Pero si me pasó al graduarme en Ames que estaba en un momento en que trabajo no tenía y acababa de terminar de estudiar. Estaba arrancando el proceso de divorcio así que volvía a estar soltera y hacer mi vida. Mis amigos que estaban allí iban a irse eventualmente en no mucho más tiempo. La familia en Uruguay. Básicamente estaba yo allá sola y no tenia 'nada que perder' y todo por ganar. Podía ir a donde quisiera. Me sentí completamente libre. Una sensación que no había tenido nunca en mi vida. Fue... exhilarante (es eso una palabra??). Podía hacer realmente lo que fuera, errarle o no, cancha libre. Y yo que por "mucho tiempo, sombra fui" como dice la canción del Ultimo de la Fila, pues ahí estaba y era MI vida.
Desde entonces valoro mucho mi libertad e independencia. Pero como pasa con todo lo que uno valora mucho, ya se tiene algo que perder. El otro día me llega una invitación de un couch-surfer a participar de un evento virtual de no sé qué cosa y me pedía que me anote para apoyar la idea. Yo me anoté con un 70% de chance de participar. El hombre me escribe muerto de la risa y me dice que con sólo anotarse alcanzaba que no había que ir a ningún lado, que “estabas o no estabas” la cosa era binaria y que el 70% le había parecido muy gracioso. Yo que no había leído bien la invitación y no me había percatado del hecho, le respondí en tono jocoso "i'm never fully commited ;)". Y es un poco eso, que por no perder esa independencia y libertad, siempre estoy con un pie adentro y otro fuera.
Igual fui siempre así, que me acuerdo mis padres me rezongaban porque nunca terminaba nada… y es que yo empezaba cualquier cosa (incluso clases de tenis que llegue creo que a la número 3 y solo aprendí a sacar). Ahora en mi segunda juventud pues voy igual, que primero canto, y luego pasamos al flamenco - que se transformo en hip-hop porque lo del flamenco no pudo ser - y a lo que venga después, buscando un poco cosas que me diviertan un rato. Pero nada de ello realmente me apasiona, me divierte un rato nomas. No es que no me apasione cantar, que seguramente si, si le pusiera el trabajo que requiere hacerlo bien, pero eso significaría dedicarse realmente.
Por otra parte - que esto no es de depresión sino simplemente una de esas reflexiones que seguramente no llegan hoy a nada - si me apasiona si mi vida, vivir, hacer un poco todas esas cosas, ser un “Jack of all trades” como le dicen acá, pero si me pesa la parte de “master at none”. Lo que creo que me gustaría es tener alguna constante (que aprendimos en Lost que son muy importantes). De esas que están siempre… Y no es que me refiera a una persona, yo pensaba en las líneas de algo tipo d&d ;) que estoy hablando de mí, y yo ya no me defino en función del de al lado. Me refiero a que hay ciertas rutinas que son buenas, un poco por eso de que “si vienes a las 4 yo empezare a ser feliz a las 3”, porque las rutinas son conocidas y uno las espera, y suceden.
A esta altura estoy bastante convencida de que el sonido es mecánico, que si fuera la respiración del tachero el pobre hombre estaría en el hospital… y conste que las respiraciones sufridas me ponen muy nerviosa porque ver que a alguien le cuesta respirar me produce esa sensación de impotencia terrible de que la persona sufre y uno no puede más que mirarlo, así que agradezco ver ahí cerca el edificio y convencerme de que la cosa es mecánica así puedo no sufrir más por él.
Al bajarme también pienso que extraño tener auto y tener que manejar al trabajo o a algún lado, porque para mí viajar en auto siempre me provoca pensar sobre la vida, seguramente argumento a favor para mudarme a un sitio más lejos.
La conclusión del proceso por supuesto es ninguna, lo que importan son las preguntas, y que encontramos argumentos para ser más felices cuando tenga que mudarme – como era ese libro An de que uno en definitiva es feliz con lo que decida?? ;) – y que ahora que me veo bien al pasar por el espejo tampoco estoy tan rubia. Ya subiré alguna foto. A la noche la peña comentó que era más bien rojizo y que no se notaba tanto. Exagerada yo.
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