Si bien la gente acá no festeja las fiestas como uno querría - que es todo como muy organizado -, hay algo que sí lo hacen bien, y es que se ambientan. 10:30 estoy colgada a una reja contra el río, con la única prenda de ropa verde que encontré en mi armario, y claramente soy de los pocos seres que no tienen sombrero de Leprechaun, la cara pintada o algo, en fin, que la gente acá se produce y se prepara, no son GCU, gente ‘del último minuto’. Pero hay que reconocer que la preparación tiene sus beneficios y estar rodeado de gente ambientada, te ambienta, aunque sean las 10 de la mañana y no hayas dormido bien.
Así que ahí estoy yo muy contenta entre sonidos de gaita – un gaiteiro perdido, al otro lado del rio, yo quería más! – las quejas del niño de al lado que estaba aburrido y con frío y los intentos de su madre de entretenerlo para poder ella ver al río pintarse de verde, entre los cantos de la peña ya en camino a estar un tanto alcoholizada que intentan cantar sin mucho éxito el Irish Rover… ahí estoy yo, una con el universo, haciendo caso omiso al frio y a mi falta de algo-verde (que la remera era verde pero no del correcto verde irlandés ;). Una fiesta para aquellos que disfrutamos del ‘people-watching’…
Nunca falta la gente que intenta darlo todo y unos canoistas, con correcta vestimenta apropiada a la fecha, se acercan muy contentos por el rio a intentar participar de la cuestión mas ‘hands on’, pero son corridos por la river police – que acá nunca falta la policía a barco, bici, caballo, segway o lo que sea -… me dio pena, merecían quedarse y hasta le daban mas color a la cosa…Finalmente sí, pasan las lanchas que tiran una especie de polvo rojo – al compás de los victoreos de la gente – que va tiñendo el río, que toma un color digno de algún desastre radioactivo – no puedo evitar pensar en Homero Simpson -. De todas formas resulta que estoy del lado incorrecto del puente y que las lanchas no lo cruzan, así que no lo veo muy en primer plano como pensaba… Mi buen samaritano interior se compadece de las chicas de atrás que son mas petizas (ta bien, confieso, yo estaba sobre un escaloncito… ;), pero las pobres no veían nada, y que han venido de tan lejos y jamás han visto el rio teñirse de verde, en fin, parecían un cronopio sin sanguche de queso, así que después de ver la lancha pasar un par de veces amablemente dejé mi lugar en la reja y en fin, que parafraseando a mi viejo, hay lugar para todos en la viña del señor ;).
Igual ya tenía yo las manos bastante congeladas, así que cambio de rumbo.
Como yo en general no me entero, y salgo a ver qué onda sin mayores planes, sabía que había más eventos en el día pero no bien cuales, decido seguir a la multitud a ver ‘que pinta’. Por suerte la masa de gente de verde se dirige ordenadamente hacia un Parade que se hace cerca del parque. Parada obligatoria en Starbucks a conseguir algo que caliente mis manos…. En la tienda los empleados visten de verde, el café del día es ‘Shamrock Latte’, las cookies con obligada cobertura verde y dibujitos de trébol… la masa de gente dentro de Starbucks es más grande que la que había en el puente para ver el río. Abrirse camino hacia el amigo, que a voz de tenor gritaba ‘non-fat grande caramel macciato’ ‘extra hot chai cinnamon latte’ y afines fue duro… después de 20 minutos mi modesto ‘tall pepermint mocha’ no pintaba… mientras algunos otros vaya-a-saber-que se apilaban en el mostrador sin que nadie los reclamara, aquello era un caos… viva el azar, cacé un café cualquiera de los abandonados y seguí camino, la menta te la debo.
Como yo en general no me entero, y salgo a ver qué onda sin mayores planes, sabía que había más eventos en el día pero no bien cuales, decido seguir a la multitud a ver ‘que pinta’. Por suerte la masa de gente de verde se dirige ordenadamente hacia un Parade que se hace cerca del parque. Parada obligatoria en Starbucks a conseguir algo que caliente mis manos…. En la tienda los empleados visten de verde, el café del día es ‘Shamrock Latte’, las cookies con obligada cobertura verde y dibujitos de trébol… la masa de gente dentro de Starbucks es más grande que la que había en el puente para ver el río. Abrirse camino hacia el amigo, que a voz de tenor gritaba ‘non-fat grande caramel macciato’ ‘extra hot chai cinnamon latte’ y afines fue duro… después de 20 minutos mi modesto ‘tall pepermint mocha’ no pintaba… mientras algunos otros vaya-a-saber-que se apilaban en el mostrador sin que nadie los reclamara, aquello era un caos… viva el azar, cacé un café cualquiera de los abandonados y seguí camino, la menta te la debo.
El Parade es otro mar de gente vestida de verde, no importa la edad, no importa de donde vengan, aca todos se anotan, y está bueno. Ahora sí, yo ya visto unos guantes verdes y sombrerito que me agendé por ahí, y por lo menos creo que voy a sobrevivir el evento sin cazar una gripe. Por algún motivo escuchar las gaitas siempre me da cierto nivel de piel de gallina o algo así, es una música que me llega… así que camino un rato siguiendo a los gaiteros, me hizo acordar a Melide en el Camino de Santiago… aparte de la banda de gaiteros, y un personaje ‘caballero del que se yo’ que merece mención, lo otro buenísimo del desfile era una banda de gurisas de algún instituto de baile irlandés. Impresionantes… El resto chuminguein, pero vamos que igual todo divertido.
Al acabar el Parade ya es un tanto tarde, tengo como un hambrecilla y convengamos bastante frío, así que digo igual pa’ casa me voy. A esta altura la gente ya se dispersa y los bares comienzan a llenarse de gente… aparentemente no nos preguntamos si ‘no es muy temprano para empezar a beber?’, y se ve que se respondieron que se puede hace rato. Por el camino a casa al borde del río, acompañan las infaltables bandas de desbundados, los sospechosos de siempre. En el camino diviso el ‘Lizzie Mc Neill’s’ y… me la debía, ya tengo gorro verde y no puedo ser menos, a por una cerveza verde, y eso que a mí que la cerveza ni me va. Pero, en el baile de disfraces de cada día, hoy toca St. Patrick’s y hay que hacerlo bien.


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